Llegamos cuando el amanecer
nuestro cielo con nubes verdes
cargadas del rocío de nuestros ojos
Respiramos un rato el aire fresco
sintiendo primaveras y veranos
donde frutas perfumadas colorean paisajes
Allí meditamos futuros y pasados
preguntando a las aves del norte
si los melódicos trinos eran nuestros
Allí pasamos el día con el suave
aliento de Céfiro sobre nuestros cuerpos
dulces, marinos y húmedos
Así te recuerdo desnuda sobre el prado
que sirvió de lecho vivo y presente
entre nubes, el firmamento y el sol.